Era el mes de julio y a parte de pintar necesitaba salir de fiesta a bailar y desahogarme un montón. Bueno antes ya lo hacía, pero lo hacía con joyas. Pero nunca había pintado, esto hace unos 3 años y medio. Así bajaba a Barcelona, quedaba con algún amigo que otro y hacía un montón de maldades, acabando en el After y desahogándome, bailando y perdiendo los sentidos.
En época de Covid soluciones inteligentes, RAVES. Bajaba a Barcelona un día y volvía a casa al cabo de día y medio.
Un buen día de julio fui a ver dos amigos y nos fuimos directos al Oasis. En esa época por las noches los locales nocturnos estaban cerrados así que fuimos de día. Allí conocí una cuanta gente nueva, la mayoría gente normal, bueno todos normales. A las 24 horas nos cerraron y nos fuimos al piso de uno de los chicos que acabábamos de conocer al acabar la fiesta. A las 6 de la mañana no se nos había acabado la fiesta, así que volvimos al Oasis. Necesitaba sobre todo perder el sentido y bailar. Así que bailé y bailé sin parar hasta que nos echaron. Fue un gran par de días.
Y ¡"cha chán"! llegué a casa y en vez de ponerme a dormir me dije: ¡¡¡pinta un cuadro va!!! Y así lo hice. No sabía lo que creaba, estaba algo perjudicada pero al día siguiente al observarlo me di cuenta de que había creado ni más ni menos que un Oasis. Fue en ese momento en que empecé esta aventura del arte psicodélico.
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